jueves, 24 de junio de 2010

Pipo y las mariposas

La Plata 20-10-79
Juan Manuel (hijo)



Querido Juan Manuel:
Hola sabandija! Hoy queria contarte otra historia de Pipo, este dice así, aqui va:

Pipo fue a jugar al patio de su casa; un patio grande con macetas salpicadas de flores con arboles de mucha sombra que le hacían upa a los pajaros, y con el pasto verde y cortito. Era un día esplendido. El sol hacía brillar la alegría de las flores, de las hojas de los árboles y del pasto. El cielo era celeste, celeste, celeste, sin una nube. Se respiraba aire fresco y cariñoso como caricia de una abuela. ¡Que lindo! Pipo se paró en el medio del patio y quedó mirando. Los gorriones jugaban a la mancha por el aire. ¡Qué rápido vuelan! ¡zum! ¡zum! - zumbaban los gorriones. Tan rápido que no sabía cuál era Miguel. Porque estaba seguro que su amigo estaría allí jugando con los demás gorriones. Ni por su voz lo reconocía ¡había tantos! Todos los pajaritos cantaban y piaban de manera tan dulce que parecía una melodía de calesita.

De pronto ¡sorpresa! Aparecieron mariposas ¡muchas mariposas, hermosas, con vestiditos verdes, rojos, amarillos, azules y marrones! Volaban. ¡Qué lindo que volaban! despasito, besando a todas las flores. Como volaban despacito y bajito Pipo comenzó a correrlas y saltar al lado de ellas para jugar. ¡Qué colores mas vistos! ¡Qué bichitos tan simpáticos! - pensaba Pipo. De contento que estaba quería ser como las mariposas y volar. Pegaba grandes saltos... Pero no podía. Entonces ladraba ¡Guau! ¡Guau! ¡Guau! y volvía a saltar ¡Guau! ¡Guau! ¡Qué lindo sería ser mariposa y volar; vesar las flores y hacer piruetas en el aire... tener vestidos de siete colores! ¡Que lindo sería!

Se detuvo y le habló a una mariposa que estaba descansando, sentadita en el suelo: - Señora Mariposa ¿Cómo hacen para volar, ser tan lindas y tan buenas? - ¡Gracias cachorrito! - contestó la mariposa. Gracias por decirnos lindas y buenas. Te voy a contar porque somos así. Hace mucho tiempo, allá lejos en un país oscuro lleno de lechuzas, víboras y arañas, nosotras eramos unos gusanos gordos, arrugados y peludos. Lo único que queríamos era comer, comer y comer. Comíamos todo, y lo que tocabamos se podría. Comíamos fruta y se comenzaban a podrir todas las frutas del cajón. Tocábamos carne, y la carne se hechaba a perder. Los chicos nos tenían más miedo que a las lechuzas, porque los pinchábamos, les comíamos los juguetes, la ropa y los zapatos. Eramos muchas y comilonas. Nuestro país era como un gran basurero, con muchas mocas y olor a caca. Pero no nos dábamos cuenta. Hasta que un día apareció un viejito de barba blanca y larga, sonriente como si viviera comiendo caramelos, y plantó flores, muchas flores, flores multicolores. Todo se llenó de colores; parecía una calesita, y se olía un rico aroma a chocolate. ¡Qué distinto! Nunca antes habíamos visto flores ¡Qué bonitas que eran! Entonces, entre los gusanos nos dijimos que no le ibamos a hacer ningún daño. ¡Las íbamos a cuidar! Y desde ese entonces cuando mas nos esforzábamos en cuidar flores, nos iban creciendo alas con colores de rosas, claveles, dalias, amapolas, jazmines... y dejamos de ser gusanos. Ahora que podemos volar vamos de flor en flor besándolas. A cada flor un besito, porque las flores nos enseñaron que para ser lindos hay que ser buenos, y les estamos muy pero muy agradecidas.

A Pipo le gustó mucho oir hablar a la mariposa. ¡Qué historia simpática estaba contando! -Bueno cachorrito, me tengo que ir; pero ahora ya sabes por que vestimos tantos colores y volamos de flor en flor ¡Chau cachorrito! ¡Suerte! -y se puso a volar. ¡Guau! ¡Guau! -saltaba Pipo, ¡Guau! ¡Guau! de contento, tras la mariposa que se alejaba. Y volando, volando, se fue y desapareció.

Desde ese día Pipo cuida las flores de la casa. Cuando corre no las aplatas, tampoco le hace pis encima, ni las corta. Y si aparecen las mariposas, salta y juega con ellas, feliz como si estuviera remontando muchos barriletes chiquititos.

Bueno sabandija, espero que te haya gustado la historia de hoy y hagas como pipo y cuides a las plantas, las flores y las mariposas. Un beso grande, grande como el sol y un abrazo fuerte, fuerte, fuerte. Tu papi que te quiere mucho.

1 comentario:

  1. Estoy haciendo memoria y recordar el por que de este cuento. Muchos tienen que ver con algo que me pasó. Este creo, debe ser por el arte de hacer desastres con la palita, la cuchara y el rastrillo de jardín en el patio donde mis abuelas (Milka y Rosina) donde tenían sus plantas que cuidaban y adoraban, las cuales un día mi Abuelo Dusan con tanta amabilidad "podó" un "poco" un frondoso helecho en época de poda y de tener 100 hermosas, fuertes y largas hojas solo le dejo 5... ¡¡El dijo que era para que crezca mejor!!
    Lo cual fue un acontemiento memorable para toda la familia, ya que Milka (su esposa y mi abuela) casi lo cuelga del nispero...
    Abuelo, ¡estoy con vos! El helecho necesitaba una pequeña limpieza. Si, si...

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