Juan Manuel Lenscak (hijo)
Querida,
aunque suene a ironía ¡Feliz Navidad! Si bien es una expresión de deseo no
podemos negar que es más feliz que el año anterior. En ese sentido el tiempo
pasado, hablando de cárceles, fue peor. Felizmente el futuro nos llena de
optimismo, en vistas a lo cual el ¡Feliz Navidad! Cobra singular significado.
No es para menos. Hablemos de el
sabandija, nuestro yasiyateré; inexplicable cruza de gringo chambón con criolla
pícara. Contame de sus andanzas, me lo imagino a sus anchas por el espartillar.
No te olvides; espero tus relatos. Aquí tengo algo para él.
Querido Sabandija:
¡Hola!
¿Qué tal? Aquí tengo algo sobre Pipo, empieza así:
¡Papi!
¡Papi! ¿Quién es el niño Jesús? – Preguntó Pipo, contento con su collarcito
nuevo que su padre le había regalado sacándolo con cuidado del arbolito de
navidad como quien arranca una naranja madura.
Mirá Pipo, comenzo diciendo el papá. Había una vez un
rey gordinflon llamado Herodes, que no le gustaban los chicos, ni dejaba que en
su reino bailasen las calesitas. Era un rey con hocico colorado y uñas negras,
largas y filosas. Le habían comentado que iba a nacer un chico que, al pasar
los años, cuando fuese grande, sería mas
fuerte que él, que plantaría flores y dejaría volar a las mariposas sembrando
así el cielo y los campos con besos de colores; que jugaría y cantaría con los
gorriones, y que llenaría el reino de calesitas bailarinas.
Todos los papás, las mamás, los tíos, las tías, los
abuelos y las abuelas estaban tristes, con la cara larga, muy larga. ¡Qué
triste es un reino sin chicos, sin juguetes y sin calesitas!
Un día el rey gordo se enteró que en sus campos había
nacido un nene; que su papá y su mamá, los tíos y las tías, los abuelos y las
abuelos, y los vecinos, le hacían regalos y jugaban a la ronde de contentos;
que en un tocadiscos parlanchin la música era un sonajero de alegría; y que
hasta las gallinas se pusieron a bailar contagiadas de tanta fiesta. El rey
Herodes bramaba enfurecido, estaba rojo y caliente como el fuego. De tanta bronca
se hizo pis en los pantalones y le salían mocos hasta por las orejas. ¡¡No
quiero fiestas en mi reino!! – chillaba el rey del hocico colorado. Pero nadie
le hizo caso. Nadie le dijo dónde había nacido el nene y de dónde salía la
musiquita juguetona.
Así es como en el campo del rey, en un
galpón escondido, los papás, los tíos, tías, abuelos, abuelas y vecinos del
niño Jesús (porque así lo comenzaron a llamar) pudieron seguir cantando,
bailando, tomando chocolate en tazas grandotas y soñando con un reino salpicado
de flores, burbujeante de mariposas y gorriones y calesitas cargadas de músicas
y de chicos.
El galpón se llenó de regalos. Las
gallinas trajeron huevos de colores, y las vacas un balde de leche calentita
para que el niño Jesús no tuviera hambre. Las ovejas cariñosas le regalaron un
colchón de lana blandito como el regazo de mamá; y los abuelos un sonajero
cargado de bochinche. Los tíos le compraron un chupete de caramelo y una
mamadera grandota. Y en la ronda alrededor de la cuna todos cantaban: “nos ha
nacido un niño, tra-la-lá; nos ha nacido un niño; para jugar”.
En cada navidad se festeja el
cumpleaños del niño Jesús, y todos los papás, tíos, tías, abuelos y abuelas,
les hacen regalos a los chicos, para que el rey de las uñas sucias se siga
mordiendo de la rabia.
Pero, papi, ¿entonces el rey malo todavía
vive? -¡Claro Pipo! Es el que no quiere que los papis jueguen con los chicos. Ah!
– dijo Pipo- ¡¡Entonces le vamos a cantar bien fuerte para que aprende!!
Y juntos se pusieron a cantar “nos
ha nacido un niño; tra-la-lá, nos ha nacido un niño; para jugar”.
Bien sabandija. Eso es todo. Un beso
grandote a los abuelos. A vos un monton de besos. Y Feliz navidad! Chau. Tu
papi, que te quiere mucho.
¡Hay querida! Hay
momentos en que la distancia se hace mas patente. Quizás agudice un tanto la
cercanía y las fiestas de finde año. Uno se pone melancólico; y uno no es de
lata. ¡Qué le vamos a hacer!.
En este año que se termina,
mi cariño se agiganta. Un beso con todas las ganas y mis deseos que sigamos así,
creciendo en esta situación. Gracias por tu ánimo y tu constancia. Te quiero!, es
mi único regalo. Jani
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