14-07-1979 – LA PLATA
Juan Manuel Lenscak (hijo)
Juan Manuel Lenscak (hijo)
Querido Juan Manuel: ¿Cómo te va? El abuelo me dijo que te habías enfermado y que mamita también se había enfermado. Espero que ahora ya estén bien y sanitos los dos, así nos volvemos a ver. De todos modos quería escribirte para contarte algo que ocurrió en Formosa, allá donde vos vivías antes con mamita.
En una chacra vivía un perrito que se llamaba PIPO. Era un cuzquito hermoso y juguetón. Se pasaba todas las mañanas y las tardes jugando con las vacas y los terneritos. Los toreaba, les ladraba y salía corriendo. También corría detrás de los caballos. Vivía contento Pipo, en el campo con su mamá y sus amiguitos con quienes salían juntos a cazar apereá. Pero Pipo no vivía con su papá como todos los otros perritos.
Entonces un día en que llovía mucho y se quedó junto a su mamá le pregunto: ¿Mamita porque no está papi con nosotros? ¿Por qué no viene a jugar con nosotros?
La madre de Pipo, mientras lo limpiaba, le sacaba las pulgas con los dientes –así como hacen los perros lo lamía con cariño, le contó que papi no estaba porque unos cazadores se lo habían llevado un día; que lo tienen encadenado y le pegaban. Que vivía en una cucha con una cadena atada al cuello, por lo tanto no podía volver. Pero como ya terminaba la temporada de caza, el papi iba a volver. ¿Y me va a comprar dulces? –preguntó Pipo. ¿Y va a jugar conmigo? ¿Vamos a correr terneritos juntos? ¿Vamos a cazar apereá? La madre de Pipo le contesto ¡Claro que si! ¡Ya vas a ver cuando el papi vuelva! Pero el papi no volvía. Seguía encadenado en la cucha de los cazadores. Pipo esperaba y esperaba. Jugaba con los cuzquitos amigos, pero esperaba que venga su papi para jugar con él. Sabia que su papi volvería, su madre se lo había dicho, y las madres no mienten.
Hasta que un día, moviendo la cola de contento apareció un perro grandote, con muchos dulces en la mano. ¡Era el papi! Pipo y su mama salieron corriendo a saludarlo. ¡Que contentos estaban! ¡Que ricos eran esos dulces! Y desde ese día Pipo jugó por el campo con su papi y su mamita.
¿Te gustó el cuento? Ojala que sí.
Bueno sabandija no me gustaría que te enfermes de nuevo, así que cuidate mucho y hacele caso a mamita y a la tía María Elena. Decile a los abuelos que les mando un beso grandote. Y para vos otro beso grandote. Tu papi que te quiere mucho
Comentario al final de la carta a Chela, mi madre, quien me leía las cartas todos los fines de semana…
“…Como verás el cuento no es tan cuento que digamos. Lo hice así para que tenga en la fantasía una imagen de la realidad y alimente una esperanza. No se si así voy a lograrlo, pero al menos es un intento de ayudarte y de que Juan Manuel me tenga presente…”
Este es el primer cuento que recibí a los 3 años. Yo nací en Marzo del 76, hijo del proceso, salvado de nacer en cautiverio, porque no la llevaron a mi vieja...
ResponderEliminarEste cuento, como muchos otros, hoy no recuerdo haberlo escuchado. Ahora bien, tengo imágenes claras de todas las veces que fui a visitarlo a cada una de las carceles donde estuvo detenido.
Tengo presente las visitas de "contacto" y estar del otro lado del vidrio junto al viejo observando a mama y jugando con el.
Memorias fuertes que unificaron la relación entre ellos con tan solo 19 y 24 años de edad...
Y su hijo que se salvó y habia que educarlo para la vida, el quería estar presente y vaya que lo estuvo, a 34 años de estas cartas todavia siguen vigentes, son atemporales y hoy comienzo a publicarlas.
Espero que me acompañen en este viaje retrospectivo... Juanma
Gracias Juanma
ResponderEliminarTe felicito por tu fortaleza y por permitirnos compartir con vos, esto que es muy tuyo y a la vez tan de todos.
ResponderEliminarEsa semilla de esperanza que Juan Eduardo sembró efectivamente en tu corazón, se esparza a muchos corazones cuales mentes todavía no han entendido que por amor se vive y por amor se muere.
Esperare yo también cada semana la cartita de papi, tratando de vivir aquellos momento junto a vos y a tu familia para conocer esta historia que sabemos lastimosamente no es la única. Han habido quizás muchas cartas viajando en aquella época con historias como esta pero lo maravilloso y ponderable es que desde la oscuridad se puede dar luz, bien Juan Eduardo… Felicitaciones.
"No es lo mismo la notoriedad que la trascendencia; cualquiera se hace notar por el ruido que pueda hacer sin aportar nada, la trascendencia es dejar algo de provecho que le sirva a muchos y sin mas ruido que la reflexión que mueve para mejorar en algo la vida." Eduardo Maya
Después de esta cita que me pareció oportuna, me despido amigo con un gran abrazo.
P.D.: Una cosa más, sin Chela nada se hubiera sostenido, supongo no?, dicen... Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer... Yo diría: Gracias a una gran mujer existe un gran hombre.
Un saludo especial a Chela y en su nombre a todas esas mujeres que se la bancan.
LOS CUENTOS SON FORMAS DE SUBLIMAR LOS SUCESOS DE NUESTRA VIDA QUE NOS PRODUCEN DOLOR, FRUSTRACIÓN O CARENCIA.
ResponderEliminarES MUY AGRADABLE SABER QUE A PESAR DE YA NO ESTAR EN LA DOCENCIA, REALMENTE TE INTERESA SEGUIR ENSEÑANDO LO MAS IMPORTANTE DE LA VIDA, LOS VALORES!!!
ÉXITOS, ES UNA LOABLE TAREA, OJALA ESTO SEA APRECIADO POR LOS JÓVENES Y RECIBAN LOS VALORES QUE TU SUPISTE APRECIAR DE TU PADRE... ADELANTE!!!
es la primera ves que leo algo así, no se que decir pero es bueno conocer esta historia, en el tiempo que los conoci fue como si nunca pasaron por toda esa situacion son un ejemplo de que la vida no esta en el pasado, y que luchan siempre por seguir, muy bueno que lo cuentes. y muy fuertes tus padres, buen ejemplo para seguir, saludos
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