domingo, 28 de marzo de 2010

Pipo corriendo su primera carrera

24-04-1979 – LA PLATA
Juan Manuel Lenscak (hijo)



Querido Juan Manuel: ¡Gracias por la visita! ¡Al fin pudimos hablar como la gente! Me fije q tenias los dientes muy limpios. Se ve que te los cuidas con el dentífrico y el cepillo. Pero no me dijiste si te los lavas todos los días o no. Tampoco me dijiste si te los lavas solito o con ayuda de mamita o los tíos. Me interesaría saberlo, para la próxima vez que vengas contame.
Me fijé que me sacabas la lengua. ¿Por qué me sacabas la lengua, si yo te quiero mucho? Me imagino que a la tía María Elena no le sacarás la lengua, ni al tío Mario. Ellos de quieren mucho.
Con mamita pensamos que ya estas grandecito, y que por lo tanto te vamos a regalar una camita para vos solo, así como tiene tío Mario y Tía María Elena. Espero que te guste. Mamita me dijo que van a tener que acomodar la pieza de otra manera para que entre tu camina. Va a ser divertido.


Bueno, Miguel, el gorrioncito, me trajo noticias de Pipo. Dice que se lleva muy bien con ese perrito con el que se hizo muy amigo. Ese perrito se llama Toto.
La última vez que los vio estaban corriendo cuna carrera en la calle. Toto corría muy rápido porque era mas grande que Pipo. Pipo corría y corría. Pipo es más chico así que se esforzaba más. Miguel seguía la carrera volando por arriba de los dos, hinchaba por Pipo, porque Pipo era mas chico y lo quiere mucho. ¡Vamos Pipo! –le decía Miguel. Y Pipo le metía pata y pata, pero Toto seguía adelante, porque Toto era más grande.
Pipo no se achicaba, corría más y más fuerte. Miguel me contó que Pipo no se achicaba por nada, y por eso lo quiere mucho. Pero Toto que era más grande seguía primero.
Toto estaba seguro que iba a ganar, justamente porque sabía que era más grande que Pipo, y no miraba para atrás porque creía que Pipo estaba lejos de él. Claro porque Pipo era más chico, además era del campo y él era de la ciudad. El creía que los perros de la ciudad corren más rápido que los del campo. Pero Pipo se había criado cazando apereá en el campo y corriendo vacas. Pipo era chiquito pero sabía correr. Pipo no aflojaba así nomás. ¡Vamos Pipo! ¡Vamos Pipo! –gritaba Miguel desde el aire. Pipo iba pata y pata, detrás de la colita de Toto.
Toto no se daba cuenta que tenia a Pipo tan cerca. Pipo debería estar lejos, si es un perrito chiquito y del campo, pensaba Todo, así que freno un poco la velocidad para darse vuelta a mirar donde venía Pipo. Justo cuando se da vuelta ¡Pipo que venia embalado, corriendo ligerito, ligerito, lo pasó zumbando como un pelotazo. Y Toto no lo vio. Porque Toto miró para la izquierda y Pipo lo pasó por la derecha, sin que Toto se avivara a toda maquina. Entonces Toto, como no lo veía se quedó parado esperándolo a Pipo, porque creía que lo había dejado muy lejos. Tan lejos que no podía verlo.
Pero después escucha que Pipo le ladra desde la equina. Se dio cuenta entonces que Pipo lo había pasado sin que él se diera cuenta. Y Miguel aleteaba contento, decía: ¡Ganó Pipo! ¡Ganó Pipo!
Toto al principio no le gustó que Pipo le ganara, pero después se alegró mucho que Pipo corriera tan bien. Ahora podrían correr juntos a las motos y a los autos, ahora iban a ser más amigos que antes.
Bueno, Miguel me dijo que tiene más cosas para contarme pero ahora se voló, pero ya va a volver…

Como las veces anteriores dale un beso grandote hasta el cielo a la abuela Milka, a la abuela Rosina, Al abuelo y a los tíos. ¡Deciles que se lo mando yo! Chau. Hasta pronto. Tu papi, que te quiere mucho.






lunes, 22 de marzo de 2010

Pipo, el cuzquito de Formosa

14-07-1979 – LA PLATA
Juan Manuel Lenscak (hijo)



Querido Juan Manuel: ¿Cómo te va? El abuelo me dijo que te habías enfermado y que mamita también se había enfermado. Espero que ahora ya estén bien y sanitos los dos, así nos volvemos a ver. De todos modos quería escribirte para contarte algo que ocurrió en Formosa, allá donde vos vivías antes con mamita.

En una chacra vivía un perrito que se llamaba PIPO. Era un cuzquito hermoso y juguetón. Se pasaba todas las mañanas y las tardes jugando con las vacas y los terneritos. Los toreaba, les ladraba y salía corriendo. También corría detrás de los caballos. Vivía contento Pipo, en el campo con su mamá y sus amiguitos con quienes salían juntos a cazar apereá. Pero Pipo no vivía con su papá como todos los otros perritos.
Entonces un día en que llovía mucho y se quedó junto a su mamá le pregunto: ¿Mamita porque no está papi con nosotros? ¿Por qué no viene a jugar con nosotros?
La madre de Pipo, mientras lo limpiaba, le sacaba las pulgas con los dientes –así como hacen los perros lo lamía con cariño, le contó que papi no estaba porque unos cazadores se lo habían llevado un día; que lo tienen encadenado y le pegaban. Que vivía en una cucha con una cadena atada al cuello, por lo tanto no podía volver. Pero como ya terminaba la temporada de caza, el papi iba a volver. ¿Y me va a comprar dulces? –preguntó Pipo. ¿Y va a jugar conmigo? ¿Vamos a correr terneritos juntos? ¿Vamos a cazar apereá? La madre de Pipo le contesto ¡Claro que si! ¡Ya vas a ver cuando el papi vuelva! Pero el papi no volvía. Seguía encadenado en la cucha de los cazadores. Pipo esperaba y esperaba. Jugaba con los cuzquitos amigos, pero esperaba que venga su papi para jugar con él. Sabia que su papi volvería, su madre se lo había dicho, y las madres no mienten.
Hasta que un día, moviendo la cola de contento apareció un perro grandote, con muchos dulces en la mano. ¡Era el papi! Pipo y su mama salieron corriendo a saludarlo. ¡Que contentos estaban! ¡Que ricos eran esos dulces! Y desde ese día Pipo jugó por el campo con su papi y su mamita.

¿Te gustó el cuento? Ojala que sí.
Bueno sabandija no me gustaría que te enfermes de nuevo, así que cuidate mucho y hacele caso a mamita y a la tía María Elena. Decile a los abuelos que les mando un beso grandote. Y para vos otro beso grandote. Tu papi que te quiere mucho



Comentario al final de la carta a Chela, mi madre, quien me leía las cartas todos los fines de semana…
“…Como verás el cuento no es tan cuento que digamos. Lo hice así para que tenga en la fantasía una imagen de la realidad y alimente una esperanza. No se si así voy a lograrlo, pero al menos es un intento de ayudarte y de que Juan Manuel me tenga presente…”